OPINIÓN : “LA CUARENTENA Y LAS NOTICIAS”

horizontal background woman in isolation at home for virus outbreak or hypochondria .

(POR DIEGO MENDOZA)

Leyendo las noticias nacionales en las redes sociales es impresionante leer los comentarios a favor y en contra de lo que sucede sobre la actual situación sanitaria en el país, donde la cuarentena extendida tiene defensores y detractores; y detrás de ello, surgen y pululan los intereses sectoriales, especialmente lo político de oposición, que con una inmensa red de acólitos acapara la red social intentando formatear el criterio y sentido común de los “desprevenidos” lectores; y además, la cuestión se traslada a los medios locales donde ocurre otra trama similar, con actores que transitan la cuestión desde su posición y formateados por otros medios, también nacionales – llámese canales de video cable y de aire – que pregonan lo mal que está la situación, sin mayores explicaciones sobre cómo viene originada esta situación que excede el territorio nacional, formando esta parte del concierto mundial de la pandemia, con resultados – por lo visto hasta ahora – altamente positivos de acuerdo a la comparación que se puede hacer con el resto de los países, algunos con abrumadoras cifras de muertos debido a las políticas liberales que han impuesto, sin importar el costo de vidas de sus ciudadanos.

Sin embargo, la cuestión tiene un ítem que no es visible pero si fuertemente influyente, como lo es la cuestión comunicacional, que es imperceptible por el común de la gente acostumbrada a consumir “la noticia como viene”, con poco o nulo análisis de cómo se presenta la información, de quien proviene, quien transmite y a quien favorece o perjudica, por mencionar algunas categorías de análisis que pasan “como quien no quiere la cosa”, favorecida por el vértigo de la información que brinda la realidad, tapando una tras otra las “novedades”, que son noticias en los medios de comunicación y en las redes sociales, y que hacen que la “historia” dentro de la noticia sea recortada de acuerdo a los intereses sectoriales, tanto mediáticos como políticos, lo que lleva a una manipulación imperceptible para el ciudadano desprevenido y poco formado en la cuestión política ciudadana.

Entonces, hay una mezcla amalgamada entre la desinformación del sujeto a informar, su capacidad de análisis y su formación de origen, con la información propiamente dicha, procedente de medios que conocen de esta cuestión de su público, y enfatiza un sesgo a favor de los sectores interesados, entre los cuales se cuentan ellos mismos – los medios de comunicación – y entonces la “noticia” pasa a convertirse en moneda de cambio por un lado y en un arma por otro, donde – en general – la apatía, el poco interés o el desinterés, del sujeto a informar en su mayoría, juega un rol muy importante dado que genera la famosa “opinión pública”, muy utilizada en los últimos años por un sector del espectro político para apoyarse por un lado, presionar y manipular por otro; manejada con altísima sutileza e inteligencia, aprovechando absolutamente todas las dimensiones humanas de la sociedad, para influenciar desde los más pequeños resquicios la cotidianeidad hasta el más amplio espectro comunicacional con los conocidos “prime time”, donde lo central disfrazado de información, es la herramienta para direccionar el pensamiento del sentido común, generalmente “en contra de”, sin posibilidad de analizar o repreguntar, aprovechando la estrategia del “ya pasó y pasó”, para luego echar culpas en los enemigos sectoriales.

Sin dudas, vivimos un tiempo en que la tecnología, especialmente la tecnología comunicacional está cobrando espacios cada vez más amplios en la vida cotidiana, donde la transformación tecnológica de los sujetos es forzosa en muchos casos; y el consumo de “ noticias” sin análisis es un agujero negro que se lleva puesto todo lo que encuentra a su paso en el común de la gente, dado las urgencias cotidianas que se cobran muy caro la posibilidad de reprogramarse para dimensionar las oleadas de noticias en sus distintos formatos, que se suceden a ritmo vertiginoso y que es imposible digerirlas en el análisis requerido para comprender los mensajes generales y particulares, objetivos y subjetivos que cada uno de estos mensajes traen implícitos.

Esta etapa en la que vivimos pasará – como todo en la vida y en la historia – como una etapa de “transición hacia”, donde el mensaje en formato “noticia” es un recurso político intencional, nada inocente, subliminalmente utilizado y en otras directamente, por un sector del poder concentrado – donde confluyen lo económico, político y comunicacional – para movilizar a una población exhausta por la cuarentena impuesta por la pandemia ( parece que esto último hay que recalcarlo continuamente dado su utilización política permanente) y que aguarda expectante una salida hacia la “pretendida normalidad”, que vendrá de la mano de una decisión política de los gobiernos de nuestro sistema federal; pero que tendrá que ser explicada hasta el infinito sin distorsiones posibles, dado los grandes intereses que se juegan para llevar calma a una sociedad con sentimientos encontrados a esta altura, dado el tiempo que lleva sumido en la cuarentena.